María de las búsquedas (de colegios) les cuenta cómo el director de un colegio vecino aumentó sus estudiantes a medida que bajaba de peso.
Hola, muchachas. Mucho gusto. Para las que aún no me conocen, me presento. Yo soy la María, simplemente María, pero todos me llaman María de las búsquedas (de Colegios).
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Como les contaba, mi vecina me invitó a acompañarla a recoger a sus hijos al colegio que había descubierto en el buscador de colegios y le quedaba a tres cuadras. Me habló tantas maravillas del colegio me decidí acompañarla, aunque el cielo estaba como nublado. Cuando estábamos recogiendo los chinos, preciso agarró a llover y no cargo sombrilla. Menos mal que nos hicieron seguir a la secretaria para escampar y me presentó al rector, el profesor Carlos, aunque tiene mas de 60 años se ve animoso y guapetón, para qué. Le hice la charla porque, aunque con el tapabocas casi no se me vea, también tengo lo mío y un hombre maduro, buenón y animoso no se ve todos los días. Como soy un poco entradora lo felicité por lo bonito que tenía el colegio, aunque es pequeño, está recién pintado y muy limpio, y de paso por lo bien que se veía porque los hombres a esa edad suelen ser panzones y como pesadotes.
Me contestó que ambas cosas estaban relacionadas. Hasta hace un tiempo estaba desesperado y deprimido porque su colegio cada año tenia menos estudiantes y pensaba que le iba a tocar cerrar como a varios de sus vecinos. Estaba en una cuadra donde casi no pasaba nadie y como abrieron un colegio distrital cerca, la gente se iba y no llegaban nuevos. Intentó con volantes, ya no existían las páginas amarillas desde hace años, o hasta le tocaba salir en su carro perifoneando por las calles, pero tampoco.
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Estaba desesperado, me dijo, y se consolaba tomando gaseosas con ponqués
para calmar el estrés de ver que cada día había menos entradas de plata, pero
los gastos no paraban. Hasta que le llego un correo del buscador de colegios y
carreras OFEC. Decía que por menos de $5.000 diarios podría suscribirse y
recibir muchos datos de padres que buscan colegio cerca del suyo. Aunque se
entusiasmo con la idea de volver a tener alumnos nuevos, no sabía de donde sacar
los benditos
cinco mil pesos. Porque cada día el déficit era peor y ni se diga con la pandemia y los paros que hacían que los papitos muchas veces se atrasaran en las pensiones. Cuenta que se rascó la cabeza, se miró la barriga, sacó la calculadora y se puso a hacer números y nada. Ya no quedaba presupuesto para publicidad y cuando una empresa (y todo colegio es una empresa) ya no tiene como atraer clientes, como dicen, apague y vámonos.
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“Estaba tan estresado que me serví un espumoso vaso de la gaseosa de siempre, mientras veía como se deshacían las burbujas y se condensaba humedad en el vidrio, me dije: Y, ¿Si me ahorrara lo de la gaseosa a diario?… porque ya no tenía nada más que dejar. Había suspendido el tinto y los cigarrillos y hasta dejado de pasar por las mañanas cuando iba a abrir el colegio, a comprar El Tiempo en la droguería vecina”. |
Solo se llevaba su botella de gaseosa. Hasta el chocorramo tuve que dejarlo, me conto. “Y si pude dejar todo eso, por qué no invertir en mi colegio haciéndole publicidad, adivinen donde: en el buscador de colegios y carreras que había encontrado por casualidad una tarde desesperada porque de nada le había servido la página web tan bonita y costosa que había mandado a hacer. Solo salía si escribía en Google el nombre exacto del colegio. Pero por alguna razón misteriosa, los padres no se les ocurría buscarlo así, porque ni siquiera sabían el nombre y tampoco se tomaban la cortesía de preguntárselo, para nada”.
“Solamente escribían mejores colegios en la localidad tal, o colegios en el norte, occidente, sur o hasta en el barrio y así no le aparecía la página del colegio por más bonita y costosa que la hubiera mandado a hacer, ni la de Facebook. Para consuelo, tampoco aparecían las de los otros colegios sino portales de colegios y el primero que siempre salía en todas las búsquedas era adivinen ¿Cuál? “El buscador de Colegios y Carreras OFEC” y decidió que era el mejor sitio para colocar un display para que desde ahí llegaran a la pagina de su colegio, ah y además le mandaban información sobre los padres que buscan colegios en la zona”.
Ya en confianza me dijo que se le hizo un nudo en el estomago y no lo
pensó más. Dejó de tomar la gaseosa que lo engordaba, le subía el colesterol y
los triglicéridos según me dijo, para comenzar a invertir su platica en
promocionar su colegio en internet de una vez en el Buscador que salió de
primero, hasta me dio la dirección www.ofecfuturoscientifcios.com y ahora en vez de notar que cada vez se le
encogían más los pantalones y ya no podía ni ajustar los botones, empezó a ver mas chicos corriendo en el patio.
Mientras me contaba todo eso escampó y hasta comenzó a salir el sol y mi
vecina a acosar que nos devolviéramos, con lo sabrosa que estaba la charla con
Don Carlos. Pero mañana voy a volver a acompañarla para tener pretexto de
encontrarme con este churrazo, ¡Guau!
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